Sebastián Dumont

No es inocuo el enojo de Cristina Kirchner por el trascendido sobre lo que habría dicho Alberto Fernández en un off de récord sobre su nueva tarea. Se trata, previo a la hernia lumbar, de terminar con el cristinismo que hoy está basado territorialmente en La Cámpora y en determinados distritos del Gran Buenos Aires.

Los próximos dos días tendrán a Cristina Kirchner como centro de la información política. Este jueves se conocerán los fundamentos del fallo por el que la condenaron en la causa conocida como "vialidad" y mañana reaparecerá en público cuando brinde una charla en la Universidad de la provincia de Río Negro. Todo sucederá en el marco de una aceleración muy notoria de sus seguidores más cercanos para instalar que ella debe ser candidata a presidente en las próximas elecciones, con el objetivo final de conservar la provincia de Buenos Aires. 

Este 2023 se van a cumplir 49 años del paso a la inmortalidad de Juan Domingo Perón. Como el 1º de julio ya habrá iniciado la campaña rumbo a las PASO, es probable que esa fecha sea resaltada como no sucedió en los últimos 20 años.

El municipio bonaerense de Hurlingham será escenario de una de las batallas electorales más calientes en el conurbano bonaerense. La decisión del actual intendente Juan Zabaleta de regresar a la comuna luego de su paso por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación desató la ira de La Cámpora quienes pensaban en quedarse para con la comuna, a punto tal de haber realizado acciones como si nunca se terminara su interinato. Desde el intendente momentáneo, Damián Scelsi, a quien es el verdadero cerebro de la organización en el distrito y uno de los hombres más cercanos a Máximo Kirchner, Martín Rodríguez, número dos del PAMI. Cómo es la trama oculta de esta puja cada vez más compleja.

Se parte de un error mirar sólo como un daño para la posible y nunca confirmada candidatura presidencial de Sergio Massa el dato de la inflación de enero. El problema es más profundo. La complicación del aumento de los precios golpea la puerta de los intendentes que tienen que conservar sus distritos, pero además del gobernador.

Conocer detalles de ciertos movimientos que se produjeron puertas adentro del Frente de Todos en las últimas semanas llevan a concluir que Alberto Fernández, quizá tarde, se cansó de los intentos por jubilarlo antes de tiempo. Con esa idea se fueron los asistentes a la reunión del martes por la noche en la Quinta de Olivos que ofició de `contra cumbre' con la efectuada la semana pasada en el distrito de Merlo.

Se multiplican las asambleas sectoriales. La provincia de Buenos Aires es el eje de la construcción de cualquier proyecto presidencial serio. No hace falta que lo ratifique el censo publicado en las últimas horas para saberlo, aunque en él asoma la novedad del tratamiento del Gran Buenos Aires, limitado a 24 distritos.

En su libro "Conocer a Perón", Juan Manuel Abal Medina (padre) relata un episodio de finales del año 1972 cuando se definieron las candidaturas del Frejuli que competiría en las elecciones de marzo de 1973. Allí, quien había sido designado Secretario General del movimiento peronista, cuenta que luego del congreso partidario que avaló la fórmula Cámpora-Solano Lima, debía efectuarse al día siguiente, el congreso para resolver la provincia de Buenos Aires.

"¿Quién dijo que en política se dan peleas para ganar? Se pelea para tener, no para ganar". Textual respuesta que hace algunos años dio el ex secretario de comercio interior Guillermo Moreno cuando lo consultaron sobre una candidatura suya que tenía pocas chances de ser exitosa. 

"Cristina no va a ser candidata", reafirma un barón del conurbano luego de escucharla el martes en Avellaneda. Si bien puede interpretarse que la Vicepresidente relativizó lo dicho tras conocerse la condena en la causa Vialidad, los jefes territoriales del peronismo bonaerense se preparan para jugar sin ella.

Otra vez, un 20 de diciembre quedará grabado a fuego en la historia de la Argentina. El motivo reciente es mucho más grato y motivó la movilización popular genuina más grande que se recuerde en la historia del país. La selección argentina, con la obtención de la copa del mundo logró lo que la política se dedicó, durante al menos 21 años, en destrozar. Del que se vayan todos nacido en aquellos últimos días del 2001 a estos tiempos de la grieta más profunda entre los políticos y la sociedad civil. El equipo de Messi y Scaloni no quiso quedar atrapado en esa lógica. Y, por primera vez en la historia de los mundiales, un Presidente no tuvo la foto con los campeones.

La euforia mundialista no permite poner pausa en el estado asambleario que invade al peronismo tras la definición de Cristina Kirchner de su alejamiento de las boletas en 2023. Desde los gobernadores y sindicalistas a los intendentes del conurbano. Con realidades disímiles unos y otros. Al igual que el impacto que les podría provocar la determinación de la vicepresidente en el escenario electoral de sus territorios.

Todo muy previsible. Salvo por la sorpresa que causó Cristina Kirchner en el final de su descargo. Sólo un puñado de su entorno tenía conocimiento de lo que iba a anunciar, que no fue producto de la improvisación.

Los políticos argentinos han demostrado las enormes dificultades que tienen para planificar programas y acuerdos de gobierno que los trasciendan. No sucede lo mismo cuando se trata de elaborar pensamientos vinculados a su propia continuidad en el poder, cuando lo ostentan, o para capturarlo, en momentos en que están alejados de él.

“Sin estabilidad macroeconómica no hay paz social, pero sin paz social no hay estabilidad macroeconómica”, esta frase fue pronunciada por Sergio Massa el 18 de agosto pasado en una reunión del Council de las Américas ante importantes empresarios. Llevaba 15 días como titular del Palacio de Hacienda y su descripción coincidía con lo que estaba pasando por esos días en el conurbano bonaerense. 

Los intendentes ocuparon el centro del acto en La Plata. Les adjudicaron el campo de juego, donde la capacidad de movilización quedó a la vista. Casi una metáfora de las horas que transcurren en las que se apilan reuniones de los alcaldes del gran Buenos Aires en la búsqueda de su propia centralidad.

Entre tanta incertidumbre que sobrevuela la realidad argentina, hay algunas certezas. Una es que la dirigencia política no puede generar el insumo básico y necesario de su existencia como tal: Esperanza.

Las recientes elecciones en Brasil dejaron diversas conclusiones para mirar. Si bien ningún proceso electoral es trasladable en su totalidad de un país a otro, hay patrones de comportamiento que se verifican en contiendas de estas características que asoman como una constante, también en la Argentina.

La política argentina suele parecer muchas veces impredecible. Pero en ciertas ocasiones solo se trata de esperar el momento adecuado para que las cosas ocurran tal cual se venían planificando. Y no hablar de sorpresas o efectos inesperados.

¿Por qué razón un sector importante del peronismo bonaerense -no todo- quiere suspender las PASO? Por una razón elemental y tibiamente reconocida por ahora. Sueñan con la idea de que Cristina Kirchner sea candidata a presidente el año próximo. La opción de una presentarse a senadora está en el mazo. Pero el operativo clamor que inició La Cámpora pidiendo por su postulación ya tiene rebote en otros sectores. 

La ex presidente encabeza los sondeos en el GBA, pero asoma un leve debilitamiento de su figura al ritmo de la inflación. El gobernador Axel Kicillof evita a Fernández para no quedar asociado a su gobierno y piensa en reelegirse. Los intendentes arman sus propias estrategias. 

Desde hace un tiempo importante, una pregunta sobrevuela distintos ámbitos: ¿Cuándo explota esta situación compleja que vive la Argentina? Quizá sea tiempo de dejar atrás el interrogante y pensar que esto ya ocurrió de una manera distinta a la que conocimos como la principal crisis desatada desde diciembre de 2001.

 

La Argentina es ese extraño país donde las normas se crean para ser incumplidas. O modificadas de forma permanente según como les quepa a los intereses de uno u otro sector político. El caso más concreto es el reinicio de una discusión que asoma cada dos o cuatro años: la idea de suspender o eliminar las elecciones primarias

Con el oficialismo cohesionado detrás de Cristina Kirchner y confiado en los resultados de Massa, las internas de Juntos por el Cambio son las que concitan la atención. El recuerdo de la interna Menem-Cafiero. 

Se van acopiando las incógnitas en la investigación que la justicia federal lleva adelante por el intento de matar a Cristina Kirchner la semana pasada. A medida que avanzan las pericias y las declaraciones y se filtra el contenido de los teléfonos celulares, se agrandan las dudas.­ 

La centralidad renovada de la vicepresidenta no anula la necesidad de una buena gestión de Sergio Massa. Ello anida en el deseo de los jefes territoriales para conservar sus terruños. 

Cristina y la Justicia, Kicillof, Máximo y Massa; al final de camino, siempre la provincia de Buenos Aires. 

Hace una semana, las autoridades sanitarias de Nueva York en los Estados Unidos confirmaron el hallazgo del virus de la poliomielitis en aguas residuales. De inmediato se disparó la alarma por una enfermedad que puede causar parálisis y hasta la muerte. El dato sirve como alegoría para describir lo que está sucediendo por estas horas en la política argentina.

El bautizado "efecto Massa" en su llegada al Ministerio de Economía de la Nación extiende sus tentáculos a la principal fuerza de la oposición en la Argentina, Juntos por el Cambio. La interna allí estalló luego de los dichos de Elisa Carrió que pateó el hormiguero, fiel a su estilo. En realidad, puso sobre la mesa algo que ya existía.

Primer acto: Un grupo de autodenominados mapuches le advierten al Presidente que ningún gasoducto podrá construirse si no se acuerda con ellos el paso de la obra en lo que dicen, son sus tierras. El gobernador de Neuquén acepta darles ese poder.

Las acciones del Presidente muestran una clara desconexión con la situación del país. 

Alguna vez, en el entorno más cercano a Alberto Fernández, cuando la tensión con Cristina Kirchner se aceleraba, surgió la idea de gestionar, vía movimientos sociales, movidas en la calle que mostraran la posibilidad real de un estallido. No pasó de un pensamiento, pero, el objetivo era frenar la embestida de la vicepresidenta, lo que demostró la presencia de una certeza que tenían los dirigentes próximos al jefe de Estado: "Ante el caos inminente, Cristina retrocede". En aquel entonces, el dólar había pegado uno de sus clásicos saltos con todo lo que ello significa para la preocupación de la gente, y había aparecido la primera de las cartas de la titular del Senado. 

Desde el sábado a la tarde, Cristina Kirchner tiene lo que anhelaba hace tiempo: la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. Tanto en sus cartas como en cada una de sus apariciones públicas, la jefa política del Frente de Todos había dejado claro que no compartía el rumbo económico adoptado por el ex ministro que, en definitiva, era lo mismo que decir el camino que Alberto Fernández apoyaba.

La política argentina acentúa su desconexión. Cada sector busca hablarles a los propios sin detenerse en las dificultades que se atraviesan y profundizan. A casi un año y medio de las elecciones presidenciales, las campañas ya comenzaron como si ello los abstrajera de la realidad y de los problemas que requieren una resolución hoy.

Los movimientos políticos más importantes suelen ser detectados por los pequeños detalles que los preceden. La última intervención pública de Cristina Kirchner en Avellaneda dejó varios para seguir con mucha atención. Lo macro del mensaje quedó evidenciado en la distancia que la vicepresidenta le pone a la política económica del gobierno que ella misma construyó en 2019.

La aspiración de moda en la política argentina en medio de acciones conservadoras. 

Existen sitios emblemáticos en la provincia de Buenos Aires que son ineludibles para todo aquel que se precie de hacer política en ese territorio. Ningún armador que no haya pasado por ellos puede jactarse de serlo. Se trata de lugares muy puntuales donde confluyen las roscas habituales de los dirigentes y operadores bonaerenses. Uno de esos lugares está ubicado en la intersección de las rutas 8 y 188 en Pergamino, plena segunda sección electoral. 

Cuando los tiempos actuales requieren de resoluciones concretas a los múltiples problemas que atraviesa la Argentina, la dirigencia política, en su gran mayoría decidió acelerar la confrontación, adelantar los tiempos electorales a riesgos de no poder doblar en la curva y volcar. 

Durante varios días se debatió en la Argentina la reacción de Alfredo Casero, enojado, yéndose de un programa de televisión tras haber dado un fuerte golpe en la mesa. Reflejos de un país crispado, donde el accionar de la política ocupa el centro de los enojos, pero no es el único sector. La actitud muestra el cansancio y la forma de cortar una situación. 

Con Alberto Fernández en la Presidencia de la Nación se ha popularizado entre analistas políticos un término más vinculado a la psicología: procrastinar. Se trata de posponer deliberadamente tareas importantes pendientes, a pesar de tener la oportunidad de llevarlas a cabo. Puede afectar a acciones, conductas y/o toma de decisiones. Los procrastinadores crónicos son conscientes de las consecuencias que comporta su tendencia a posponer. 

En marzo, la inflación en Perú fue del 1,4 por ciento, la más alta de los últimos años 26 años. Estos números están apalancados por el aumento de combustibles y comida. La tensión social llevó a movilizaciones y enfrentamientos con muertos en las calles, sumado a los duros cuestionamientos al presidente de Pedro Castillo por haber decretado un toque de queda del que tuvo que retractarse.

Juan, un empresario pyme de los tantos que hay en la Argentina, salió preocupado del despacho del ministro provincial al que había ido a visitar. En la charla que tuvo con el responsable de una cartera vinculada a las empresas en esa jurisdicción del interior, había preguntado algo simple: ¿Hasta cuándo se pueden soportar estos niveles de inflación y presión impositiva? La respuesta lo sorprendió: "Todavía hay mucho margen, la gente aguanta". 

"Esta todo roto, pero no", arroja el enésimo interlocutor de la política bonaerense consultado por estas horas. La referencia es obvia: La relación política entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

En tan sólo siete días y desde el conurbano, Alberto Fernández lanzó dos consignas muy relevantes, aunque difíciles de pronosticar su éxito: su reelección y la guerra a la inflación. Ambas están indefectiblemente atadas.

Alberto Fernández esbozó una respuesta al dilema que se planteó en la nota de la semana pasada. Se trataba de saber si será o no un presidente de transición. Se resiste a serlo. Desde José C. Paz lanzó que transitaba su primer mandato dejando la puerta abierta a la posibilidad de ir por un segundo turno. O, en palabras de Mauricio Macri, jugar el segundo tiempo.

Hace mucho tiempo que la política en la Argentina se analiza más por las gestualidades que por los discursos. Se inauguró una época a la que llamamos "fotogénica", donde es más importante interpretar una imagen que intentar hacerlo con las palabras. La inauguración del 140ª período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación tuvo mucho de ello.

Cristina Kirchner está en silencio, pero activa. En la discusión por el acuerdo con el FMI ya es sabida su postura, expuesta en la decisión de Máximo Kirchner de renunciar a la presidencia del bloque de diputados en la Cámara Baja.

Las recientes expresiones del ex subjefe de la policía bonaerense Salvador Baratta agitaron más las aguas. 

Con las esquirlas de la bomba aún dispersas, la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados oficialistas requiere una atención política más allá de la excusa formal del portazo. Es una jugada más profunda que aún intentan entender en el peronismo bonaerense que el hijo de Cristina Kirchner preside desde diciembre. Tal como se adelantó, la composición de las coaliciones mayoritarias del tablero político va camino a sufrir alteraciones. 

“El aumento no es del dólar, sino del dólar blue. Es un mercado que se maneja con sus propias reglas y expectativas. Entendemos que este mercado está reflejando expectativas que tienen que ver más con la situación política que, con la situación económica, que son todos números muy alentadores y buenos. Así que esperamos que esto no influya en la situación macroeconómica como no viene influyendo”. 

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