Daniel Fernández Canedo

Massa mantiene el dólar oficial para evitar la híper, el ex ministro habla de un dólar comercial controlado y otro libre para las operaciones financieras. Y algunos economistas del libertario advierten que la dolarización llevará tiempo. 

Al anunciar el nuevo piso de Ganancias, el ministro candidato pidió consumir antes de comprar dólares. Y ante la olla a presión que representan las Leliqs, asesores de Milei proponen bajar abruptamente esa tasa de interés. Pero esa salida impactaría muy fuerte en el tipo de cambio. 

El margen de gobernabilidad o su capacidad para lograr la aprobación de sus proyectos en el Congreso fueron algunos de los interrogantes para los enviados del libertario. 

En medio de la escasez de reservas y dificultad de conseguir dólares Massa lanzó un nuevo dólar soja, después del salto del 22% del dólar oficial el día después de las PASO. Esa devaluación ya provocó un veloz traslado a precios que fue de una magnitud mayor a la inflación. 

Los precios no tienen ancla y solo podrían reencauzarse si se dan las promesas del ministro. Del otro lado, una eventual dolarización tendría un costo altísimo. 

Son las grandes bóvedas que los bancos del país construyeron en lugares secretos para guardar toneladas de billetes. Hoy equivalen a 20 centavos de dólar oficial. La gente los rechaza en medio de un régimen de alta inflación. 

En el mercado descreen que el ministro-candidato pueda cumplir su promesa de mantener el dólar quieto hasta el balotaje. 

Milei no desarrolló su propuesta en la reunión con el FMI. Pero sus asesores difundieron tres proyectos dolarizadores con importantes divergencias entre sí. Mientras, Massa dice que mantendrá el dólar en $ 350 hasta el balotaje. 

El blue llegó a $730 al subir 22% en la semana y 40% en un mes y ese efecto se esparce sobre toda la economía en un contexto de alta incertidumbre. 

Las decisiones oficiales fueron alimentando la posibilidad de otro salto en los precios que podría llevar hasta 9% el costo de vida este mes. 

Las decisiones oficiales fueron alimentando la posibilidad de otro salto en los precios que podría llevar hasta 9% el costo de vida este mes. 

El paralelo subió 21% en un mes y esa fortaleza se explica en amenazas, en el súper cepo para importaciones, y la expectativa de que se desemboca en una devaluación.  

El paralelo subió 21% en un mes y esa fortaleza se explica en amenazas, en el súper cepo para importaciones, y la expectativa de que se desemboca en una devaluación.  

En otro parche para sortear una devaluación en el tipo de cambio oficial, Massa recurrió al dólar maíz, además de pisar importaciones al subir 7,5% el impuesto País. Pero no puede evitar que vuelvan a dispararse los pronósticos de inflación. 

La expectativa cambiaria está puesta en las medidas que vaya a tomar el gobierno que surja de la elección de octubre. 

El ministro lanzó una devaluación sectorial y un aumento de impuestos para bienes y servicios importados. Pero las medidas no lograron aún la llegada de dólares del FMI. 

Hay algunas estimaciones que indican que el dólar libre podría bajar según el resultado de las elecciones. 

Las reservas en el Banco Central son pocas para cancelar los compromisos con el Fondo y abastecer un mercado convencido de que hay una devaluación en el horizonte. 

En el debate organizado por Clarín se coincidió que la estabilización y el marco para crecer demandará tiempo. Ningún economista habló de shock ni de "guadañazo" y se inclinaron por la moderación. 

Dolarizarse demasiado temprano sale caro. La suba de productos importados ya descuenta un salto del dólar oficial. 

Con reservas netas negativa, el Gobierno apuesta a cerrar un acuerdo con el FMI

Gane quien gane las elecciones, todos apuntan a sincerar el valor del dólar y achicar la brecha. 

Los consumidores optan por adelantar las compras de productos de primera necesidad. 

La tasa a 97% no alcanza para tentar a los inversores, la demanda de dólares parece no tener límites y las reservas netas del Banco Central ya son negativas. 

A juzgar por la marcha de los precios, la inflación arrojaría 9% este mes en medio de un aumento de la emisión. Massa prefiere recurrir a la maquinita antes que reestructurar cualquier deuda pública. 

La búsqueda de cobertura se acelera ante las elecciones y la incógnita es si habrá prudencia política para mantener cierto marco de estabilidad hasta octubre. 

Al ministro Sergio Massa le queda una sola bala de plata: la plata del FMI. Pero esa alternativa viene con condiciones. 

Con la inflación en 7% mensual, solo un aumento de las liquidaciones del dólar agro o un adelanto de fondos del FMI ayudarían a mantener la calma. 

Si el ministro busca ser el candidato del Frente de Todos, deberá generar condiciones para ilusionar con cierto grado de estabilidad en las semanas que vienen.

Pedirá flexibilidad para poder vender dólares y bonos dolarizados para intervenir en el mercado con mayor intensidad y así intentar frenar la corrida. Aspira a conseguir un anticipo de US$ 5 mil millones. 

Ante las turbulencias de esta semana y los dólares del agro que no aparecen, los grandes operadores apuran el proceso de cobertura en el exterior. 

Hay una crisis de palacio en una economía agobiada por la falta de dólares. En ese escenario las liquidaciones son magras y no aparece un Banco Central comprando divisas que es lo más efectivo para tranquilizar el mercado. 

La dolarización total de la economía resurgió de la mano de las propuestas de Javier Milei. Una consultora advierte que el tipo de cambio de conversión llegaría a $ 9.944. 

Analistas privados estiman que se podrían liquidar con esta devaluación parcial entre US$ 5.600 y US$ 7.400 millones. Le daría oxígeno a Massa, quien no define aún si será candidato. 

En un escenario de alta inflación e incertidumbre cambiaria, hay convencimiento de que la actual gestión dejará una herencia difícil y muy pocos dólares en el Banco Central. 

El nuevo dólar "agro" se suma a nuevos límites a las importaciones para que el Banco Central no se quede sin reservas antes de octubre. 

En abril arrancarán una serie de dólares "especiales" para favorecer exportaciones, Mientras se acumula una montaña de pesos que constituye una amenaza latente de emisión e inflación. 

Por la sequía dejarán de entrar US$ 20.000 millones y Sergio Massa no tiene cómo compensarlos. Además, no consigue financiamiento privado en pesos. 

La carrera electoral empieza a tomar ritmo en medio de la promesa al FMI de contener el gasto para reducir el déficit y una sequía que limitará fuerte el ingreso de dólares y la recaudación. 

El apoyo de la Vice al ministro de Economía es un sostén político. Ambos saben que una suba adicional del costo de vida provocaría sobre las chances del Frente de Todos en las elecciones de octubre. 

Hasta que se oficialicen los candidatos para las PASO, la inflación podría consolidarse encima del 100% y las pérdidas por la sequía presionarán la ya escasa disponibilidad de dólares. 

El ministro de Economía está dispuesto a gastar lo que haya que gastar para evitar una devaluación. 

La demora en el acuerdo con el FMI para flexibilizar las metas del acuerdo es solo uno de los objetivos que a Sergio Massa le está costando concretar. 

Ingresarán US$ 14 mil millones menos que en la campaña anterior. En enero las liquidaciones de divisas cayeron 64% respecto a un año atrás, lo que impacta en el mercado cambiario y en un Banco Central que pierde reservas. 

Se busca atrasar el dólar para que no impacte sobre la inflación pero, por otro lado, la tasa más alta complica la financiación del Tesoro. 

Dólar blue, bonos atados al dólar y a la inflación son algunas opciones ante este incierto 2023 de elecciones presidenciales. 

El Central absorbe pesos para evitar que alimenten la inflación o suba el dólar. Así coloca letras de liquidez y hace pases en los bancos. Entre Leliqs y pases hay $10,6 billones que devengan intereses mayores a la inflación. 

El gobierno usó la contabilidad creativa para llegar a un déficit del 2,4% del PBI. 

Economía se resiste a devaluar por el impacto inflacionario. Recurrió al dólar soja y ahora a la recompra de deuda. Pero no consigue revertir la tendencia. 

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