Con el aumento del 7,5%, en septiembre el 74,1% de los jubilados y pensionados –6.118.676 beneficios-- cobrará entre $ 12.690 y $ 18.129, muy lejos de las necesidades básicas de la gente de la tercera edad.
De ese total, 1,5 millones son pensionados no contributivos que cobrarán el 70% del haber mínimo ($ 12.690). Otros 120.000 Pensiones al Adulto Mayor (PUAM) cobrarán el 80% del haber mínimo ( $ 14.503) y el resto casi 5,6 millones de beneficios los $ 18.129 del haber bruto (antes del descuento del 3% de la obra social).
Con los aumentos por decreto otorgados este año, en septiembre este amplio segmento de jubilados y pensionados le ganará a la suba promedio de los precios minoristas si se cumple la inflación estimada por Seguridad Social del 20,54% entre enero-septiembre (15,8% a julio más 2% mensual en agosto y septiembre). Pero aun así estarán un 14% por debajo de los niveles de septiembre de 2017, cuando arrancó la fórmula de movilidad que luego fue suspendida con la ley de Emergencia.
Luego en octubre y noviembre, también con una inflación mensual del 2%, esa pérdida del 14% se elevaría al 17%. Y con el 3% mensual de inflación, la merma se aproximaría al 19,5% del acumulado 2018/2019.
En tanto, el resto de los haberes acumularán una pérdida mayor, con un dato no menor: por el achatamiento que provocó el aumento de marzo (2,3% más $ 1.500) los que perciban más de $ 60.000 tendrán un recorte superior al 19,5% que sufrieron todas las jubilaciones y pensiones durante 2018 y 2019. Por ejemplo, en septiembre, la pérdida para los que cobran el haber máximo se elevará al 21% con relación a lo que percibían en septiembre de 2017. Y a más del 23% si la inflación de octubre-noviembre es del 3% mensual.
Todos estos números no incluyen los bonos extraordinarios que recibieron las jubilaciones y pensiones más bajas porque no se integraron a los haberes mensuales con lo que sus efectos se diluyen en el tiempo. En esos bonos sumaron $ 13.000 (dos de $ 5.000 y uno de $ 3.000) cuando entre 2018 y 2019 a valores actualizados al momento del pago de esos bonos esos jubilados y pensionados dejaron de recibir unos $ 80.000.
Bajo el supuesto de haberse mantenido la fórmula de movilidad que estuvo vigente en 2018 y 2019, todas las jubilaciones, pensiones y demás prestaciones sociales, entre enero y septiembre, hubieran aumentado el 35,9% (11,56% en marzo, 10,9% en junio y 9,88% en septiembre) muy por encima de la inflación que prevé Seguridad Social.
El haber mínimo en septiembre, en lugar de $ 18.129 debería ser de $ 19.124 ($ 995 más). Y el haber máximo, de $ 121.990 debería ser de $ 140.109. (+ 18.119). En ese caso, a septiembre todos los rangos de haberes seguirían un 10% por debajo de los niveles de septiembre de 2017.
Para el próximo aumento jubilatorio a aplicarse en diciembre, en el Gobierno esperan tener aprobada por el Congreso una nueva fórmula de movilidad.
Ismael Bermúdez