Carlos Mira
A propósito del dos por uno
Escrito por Carlos MiraLa cara de piedra del kirchnerismo realmente no tiene límites. Primero considero que entre el último presidente militar Reynaldo Bignone y Néstor Kirchner no hubo nada. Se dio el lujo de ignorar el juicio a las juntas, el Nunca Más, a Sábato, a Strassera. Nada de eso ocurrió para los refundadores de la Patria. Solo ellos.
La superficie y el subsuelo
Escrito por Carlos MiraEn el país hay una rara impresión por la contradicción que suponen las dos sensaciones que se están teniendo al mismo tiempo: que no se está haciendo nada y que se está haciendo mucho.
La economía según dicen algunos ya no es para el gobierno la herramienta que le dará el triunfo electoral. Esos mismos predictores dicen que la administración de Macro está convencida que debe pasar el vado de medio término con un triunfo basado en la política.
La mentirosa serial
Escrito por Carlos MiraCristina Fernández sigue creyendo que la mentira la llevará a alguna parte. Aun no advirtió que ese camino, en realidad, al único lugar al que la ha acercado es a la cárcel.
El virus que dura 62 años
Escrito por Carlos MiraLa política de extorsión que la oposición kirchnerista está desplegando contra el gobierno del presidente Macri tiene un origen social.
Los gremios docentes, el aparato sindical peronista y otras versiones más radicalizadas del populismo encuentran su base de sustentación en una parte de la sociedad que aún cree que Macri es liberal, que gobierna para los ricos y que poco menos que es un usurpador del poder.
No hay que olvidar que fueron necesarios 12 años de fascismo para ganar una elección por apenas tres puntos. Supongamos que el aparato dispuesto a todo que aun manejaba el gobierno anterior haya podido manipular cinco puntos porcentuales de votos: igual, fueron necesarios 12 años de fascismo para tener una diferencia de apenas ocho puntos (repetimos, en el caso –muy posible- que el gobierno que fiscalizaba aquella elección hubiera podido fraguar 5% de los sufragios)
Esta aritmética nos demuestra que aun subyace en el fondo del alma argentina un sustrato antidemocrático, inconstitucional, fuertemente refractario de la relación con el mundo y altamente apegado a métodos violentos, que incluso está dispuesto a que le roben en la cara con tal de no ver a quienes ellos no soportan en el poder.
Sin la seguridad de poder especular con ese espíritu, lo que estamos viendo en las calles y en las increíbles argumentaciones de los docentes y de los sindicalistas no sería sencillamente viable. Lo es porque hay un entramado social que aun vota esos procederes y legitima esas conductas.
Y no hay dudas de que la introducción del fanatismo en la política argentina lleva la marca registrada del peronismo.
Eva Perón, ya que estamos con el tema docente, no tenía ningún pelo en la lengua para reclamar, no maestros inteligentes y capaces, sino “fanáticos” a quienes se les exigiría un cheque en blanco de lealtad a Perón para adoctrinar a sus alumnos desde los primeros años escolares, bajo la amenaza de “exterminarlos” (dixit) si no cumplieran con su cometido.
Fue el propio Perón el ideólogo de “ganar las calles a palazos, rompiendo cabezas y vidrieras” para imponer la dictadura peronista (como él mismo la definió, al negar que en la Argentina hiciera falta la “libertad política”)
Lamentablemente la Argentina no pudo sacarse ese virus de su sangre aun hoy. Piensen ustedes lo que era Alemania 62 años después de finalizada la guerra; en 2007 para ser más precisos: poco menos que la segunda potencia mundial, el motor de Europa, absorbiendo el lastre del experimento soviético de la Alemania Oriental sin mayores cataclismos… Una potencia.
Ese mismo tiempo, 62 años, han pasado desde que Perón dejó el poder en 1955 y la Argentina sigue en el tobogán de las costumbres populistas sin poder extirparlas de sus reacciones espontáneas.
En la vigencia de ese conjunto de ideas y creencias se basa la extorsión gremial, el delirio kirchnerista y el estancamiento del país. Solo con ciudadanos que votan como votan el país puede tener un tercio de su población en la pobreza, sin agua corriente, sin cloacas, eligiendo representantes como Baradel y diputados como Kicillof o De Vido.
Hay una enorme responsabilidad social detrás de una debacle que es inexplicable en términos mundiales. Y es esa misma mentalidad la que mantiene y hace posible los cortes de calles, los piquetes, las extorsiones sindicales y las expectativas del populismo.
Ese populismo sacó casi 49% de los votos en la última elección. No hay que olvidar ese detalle. Supongamos que hubo algún “dibujo” en esos números, digamos que las cifras reales fueron 56 a 44… Igual, ¡es un disparate que en un país civilizado una manga de ladrones como la banda delictiva que gobernó hasta diciembre de 2015, saque 44% de los votos! Solo en un país muy desquiciado ocurre eso. ¿Se imaginan al fascismo italiano, al nazismo alemán o al franquismo español sacando el 44% de los votos en cualquier elección europea de alrededor de 2007?
Europa sepultó ese virus. Argentina no pudo. Aun hoy lo padece, 62 años después. Ese virus es el que explica a Baradel y a Bonafini; a Fernández y a Parrilli; a De Vido y a Kicillof.
Muchos se hicieron millonarios, de paso cañazo, con el cuento del nacionalismo y del verso “popular”. Mientras millones caían en la pobreza más humillante.
Si esas bacterias no son removidas del torrente sanguíneo argentino, podrá haber mucha disposición a dialogar, mucha intención de cambiar las cosas gradualmente, muchas buenas maneras. Pero el foco infeccioso continuará y con él será difícil abandonar la decadencia.
Carlos Mira
Macri y la oposición
Escrito por Carlos MiraEl discurso del presidente Macri para inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso marcó varias pautas más allá de la letra pura y simple del mensaje. No solo para el gobierno que preside, sino para la oposición.
No es por ellos; es por nosotros
Escrito por Carlos MiraObviamente producir un comentario crítico para el gobierno, para el presidente y para algunos ministros en el momento actual es una de las tareas más fáciles que un periodista tiene a mano: torpezas con la liquidación del aumento jubilatorio que corresponde por ley, manejos desafortunados en el tema del Correo Argentino, el desandar del camino del DNU en materia de reformas al sistema de ART (que finalmente tomará la forma de ley con la aprobación en Diputados), la marcha atrás con los feriados “puente”, en fin, una serie de tropiezos –la mayoría de ellos gratuitos y evitables- que han generado un clima raro, que no llega a ser de rechazo (porque el gobierno tiene la suficiente dignidad, plasticidad y modestia de retractarse, cosa que durante el kirchnerismo eso era algo así como un sacrilegio) pero que sí trae dudas sobre la eficiencia y la pericia necesarias para gobernar.
Macri, el tiempo y el mal
Escrito por Carlos MiraEl gobierno del presidente Macri enfrenta un enemigo cruel: el tiempo. Necesita producir hechos que peguen rápido en la vida cotidiana de la gente porque las elecciones de medio término son este año y ellas marcarán el rumbo de su gobierno por el resto del mandato.
Massa ante una disyuntiva personal
Escrito por Carlos MiraSergio Massa podría tener una oportunidad histórica en la Argentina: no caer en la demagogia para hacer oposición política. Pero parece que no está dispuesto a tomar a tomar ese guante que la vida le ofreció.
No es un caballo sino una caballería
Escrito por Carlos MiraLa detención del señor Omar Suarez, “el Caballo”, es un hecho que supera los estrechos límites de una causa judicial para convertirse en una especie de símbolo de aquello en lo que la Argentina se había convertido: un país dirigido por delincuentes, que ejercían la delincuencia como “profesión” y que “empantallaban” esas actividades con la máscara del servicio público, ya sea por desempeñarse en el Estado o en organizaciones privadas pero de representación colectiva como los sindicatos y las cámaras empresarias.
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Michetti inventó la retroactividad penal
Escrito por Carlos MiraLa vicepresidente con su decisión de echar de su puesto en el Senado a Álvaro Zicarelli por sus dichos contra la entonces presidente Cristina Fernández en 2012, resumió lo que el gobierno de Cambiemos lleva dentro de sí como un sello: la culpa.
D’Elía y Lenin
Escrito por Carlos MiraLuego de la violenta ocupación de la autopista BA-La Plata del miércoles pasado, en donde un grupo de delincuentes bajo el disfraz de “dirigentes sociales” atacó a automovilistas inocentes, rompiendo sus vehículos, robándolos y poniéndolos en una evidente situación de amedrentamiento y peligro, el llamado partido “Miles”, otra agrupación delictiva que se esconde detrás de la política y que integran Luis D’Elía, Fernando Esteche, Amado Boudou y Gabriel Mariotto entre otros, emitió, como si fueran una unidad militar (que en realidad es lo que son), el “comunicado” 156 en donde incitan a “alentar todo tipo de protestas contra el Gobierno”, en todo el país.
Macri y Gramsci
Escrito por Carlos MiraLa noria argentina sigue girando alrededor de los mismos temas desde hace meses: la inversión que no termina de alcanzar ese nivel de avalancha que se precisaría; la inflación, que cede más por la caída de la actividad que por la serenidad natural de los precios; el incansable esfuerzo autoritario y estatista por agitar el clima político con cortes, okupas, reclamos imposibles y otras yerbas típicas del activismo desestabilizador se mantiene como si esos personajes siguieran prendiendo una vela al santo de la destitución; el accionar de Justicia Legítima que traba, retrasa, molesta y le niega al gobierno la chance de probar su receta; la especulación destituyente con agotar la paciencia social; la tétrica aparición de “mano de obra desocupada” que produce hechos de inseguridad cada vez más alarmantes y que tienen a la gente atemorizada, preocupada y triste; en fin, se trata de una serie de elementos que se retroalimentan unos a otros, que generan una atmósfera negativa y que se confabulan para que la esperanza que mucha gente tuvo sobre fin de año se reduzca y se cambie por actitudes hostiles, destempladas que no hacen otra cosa más que servir de combustible al círculo vicioso del principio.
Confusiones
Escrito por Carlos MiraEl presidente Macri debe entender que lo único que no tiene es tiempo, de modo que sería interesante que empezara a tener algunos gestos que denoten ser más expeditivo y enérgico en sus decisiones, en el encare de los temas y hasta en su lenguaje corporal.