Domingo, 26 Marzo 2023 10:49

Messi volvió tras la balacera contra su familia: operativos secretos de Seguridad y salidas sin custodia - Por Nicolás Wiñazki

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El ministro de Seguridad bonaerense y el jefe de gabinete porteño armaron un operativo para que el capitán de la selección no tuviera problemas, aunque varias veces decidió salir solo. 

Del drama y el estrépito internacional, se pasó a la alegría limitada del ilimitado espectáculo del fútbol. Lionel Messi volvió al país a jugar con la Selección Nacional que campeonó en Qatar solo dieciocho días después del ataque a tiros contra el negocio de que suegro, José Roccuzzo, sigue atendiendo en Rosario. Catorce balazos calibre 9 milímetros pegaron en el frente de ese comercio en la madrugada del 2 de marzo pasado. 

La zozobra de su ciudad pasó a ser noticia en buena parte del planeta cuando se conoció que además los aun anónimos impunes soltaron en el lugar un mensaje de impacto total. “Messi, te estamos esperando. Javkin es narco, no te va a cuidar”, decía un papel garabateado con prolijidad. Javkin es Pablo Javkin, el intendente de Rosario, que de inmediato fue el vocero político de ese episodio, un hito para su ciudad acechada por la violencia narco.

La Casa Rosada, el Congreso, los funcionarios provinciales, oficialismo y oposición, todos actuaron con una velocidad de respuesta que hasta el momento estaba aletargada. Messi está en la Argentina, y no hizo ninguna alusión pública a ese hecho. Tampoco su familia. Los investigadores judiciales que investigan el caso, aun impune pero no carente de avances que podrían dilucidarlo, son conscientes de lo que significa que el astro se mueva estos días en territorio nacional. La custodia de Messi y de toda la Selección entró en una fase desconocida. Para evitar multitudes peligrosas que persigan a los “campeones” se organizaron operativos secretos para trasladarlos desde el predio en el que durmieron y entrenaron, en Ezeiza, al estadio Monumental en el que jugaron el primer y gran amistoso tras ganar la Copa en Qatar.

La Seguridad cambió de modo completo para la AFA y para el equipo. Messi, mientras tanto, además callar sobre lo ocurrido en su ciudad natal, visitó amigos sin guardaespaldas de las fuerzas federales. “Quiere seguir siendo lo más parecido que pueda a una persona común. Nunca lo va a lograr, pero así pidió moverse”, revelaron a Clarín fuente que lo trataron desde que volvió a la Argentina.

Los funcionarios de Seguridad no tenían ningún alerta de Inteligencia respecto a posibles amenazas concretas contra él.

El propio suegro de Messi, el papá de su esposa Antonella Roccuzzo, fue el primero en transmitirle, aquel 2 de marzo, que estaba convencido que esas balas que arruinaron el frente de su supermercado no eran más que un mensaje destinado a otras personas que usaron su fama para generar masividad absoluta. Es, por ejemplo, lo que le transmitió el fiscal de la causa cuando le tomó declaración testimonial. Y sigue siendo la principal hipótesis de los funcionarios de la política de Rosario y de Santa Fe: quienes dispararon contra el comercio de los Roccuzzo-Messi podrían ser miembros del sector corrupto de la Policía de esa provincia.

El gran dilema para los funcionarios de Seguridad giró sobre cómo podían trasladarse al Monumental los jugadores de la Selección sin que se provoquen grandes movilizaciones de hinchas como las que rodearon al micro que intentó llevar al equipo hacia el obelisco tras su primera vuelta al país como campeones del mundo. Seis millones de personas en la calle, y las internas de la política del oficialismo, frustraron ese festejo y pusieron en riesgo todo.

Por primera vez desde que el predio de la AFA se estableció en la localidad de Ezeiza, la Policía Federal, a cargo del ministerio de Seguridad de la Nación, ya no controla ni custodia ese gran establecimiento deportivo, de muy amplias dimensiones. Las peleas entre el titular de la AFA, Daniel “Chiqui” Tapia, con el jefe de Seguridad de la Casa Rosada, Aníbal Fernández, provocaron esa modificación sustancial para vigilar a los campeones del mundo. Quien se ganó la confianza total de Tapia fue el secretario de Seguridad pero de Buenos Aires, Sergio Berni, quien quedó a cargo del operativo para custodiar a los campeones del mundo, y al amenazado Messi. Las fuerzas especiales de la Bonaerense, la Unidad Táctica de Operaciones (UTOI) custodia a Tapia desde los acontecimientos de diciembre pasado. Y ahora quedó a cargo de los movimientos de toda la AFA y de los jugadores que se movieron de Ezeiza al Monumental.

El predio de la Selección, al contrario de lo que pasó en la última estadio de la Selección, esta vez no fue objeto de deseo de la política nacional K que intentó antes lograr una foto con los campeones. Tapia, en cambio, recibió la visita del dirigente sindical Luis Barrionuevo, que le devolvió así la gentileza que tuvo “El Chiqui” con él durante el verano, cuando dos veces le llevó la Copa del Mundo al hotel de los gastronómicos en Mar del Plata, el Sasso. Barrionuevo visitó en secreto y sin hacer alarde al titular de la AFA y a los jugadores.

Berni, mientras tanto, organizó junto a la Jefatura Porteña el operativo de Seguridad confidencial para lograr que Messi y sus compañeros, incluido el cuerpo técnico del equipo liderado por Lionel Scaloni, pudieron llegar al estadio de River sin incidentes. Quien coordino con Berni y encabezó el plan de seguridad para la Selección bajo jurisdicción de la Capital Federal fue el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel.

Berni y Miguel se encontraron cara a cara, sin prensa, en las oficinas que el ministro de seguridad bonaerense tiene en el llamado “Puente 12”, sobre la autopista Ricchieri. Se desplegaron entonces, siempre sin que nada trascendiera, varias posibilidades para mover a los jugadores sin multitudes que podrían generar peligro.

Prevaleció el plan organizado para que todos salieran del predio de Ezeiza en varias combis. Berni acompañó a Messi en uno de esos vehículos.

La estrategia de las combis tiene una explicación que ahora se conoce.

Berni se encargó del traslado desde el propio predio de Ezeiza hasta llegar a territorio porteño. Los jugadores podrían tomar varios cambios hasta el Monumental. En pocos minutos se desplegó el verdadero traslado que se guardó bajo total secreto y que terminó en éxito.

Miguel coordinó desde la jefatura de la Policía de la Ciudad que las combis siguieran su camino desde la autopista Ricchieri por la 25 de mayo hasta entrar en una zona donde se perderían del contacto visual de quienes podrían haberlos seguido, incluso por aire. Las camionetas pequeñas que llevaron a los campeones hasta el Monumental entraron en las autopistas que se cortaron al tránsito, sin avisar de antemano, siete minutos antes de que pasaran esos vehículos. Tomaron la 25 de mayo hasta llegar al túnel conocido como Paseo del Bajo. Una vez culminado ese tramo, la policía porteña cortó de nuevo por sorpresa y pocos minutos el tránsito hacia Capital Federal de la avenida Lugones. Ocurre que las combis salieron a la luz al final del Paseo del Bajo, tomaron la autopista Illia, y entraron entonces en contramano por Lugones hasta el Monumental para doblar en una de sus salidas que da directo al estadio de River. Si ese traslado se hubiera hecho en un micro como el que usaron los jugadores en los festejos fallidos de diciembre pasado, el gran bus no habría podido doblar en esa salida tomada a trasmano para ingresar rápido a la cancha donde se jugaría el partido amistoso contra Panamá.

Entre otras opciones, se había previsto que todos podrían viajar por aire en helicópteros que bajarían en un club hípico cercano a River, y desde allí irían en autos diferentes. Se descartó. Miguel y Berni lograron que la Selección llegase rápido y sin problemas a destino.

Berni suele trabajar mejor con la oposición porteña en cuestiones de seguridad que con el oficialismo nacional. Así es el Frente de Todos… En ningún momento, como se dijo, se pensó en ampliar la custodia al equipo por la balacera que afectó a la familia de Messi en Rosario.

La seguridad de la Selección fue un tema tan central para todos sus protagonistas, que Tapia le entregó un premio al ministro Berni una vez culminado el match contra Panamá.

La UTOI seguirá vigilando sus movimientos, lo mismo que cuidará del preciado trofeo entregado por la FIFA a los campeones del Mundo. La Copa del Mundo es seguida de cerca por uniformados de la UTOI allí donde Tapia la traslade.

El operativo secreto de seguridad incluyó salvedades para aquellos jugadores que habían decidido donde volver a dormir al predio de la AFA del que habían salido hacia la cancha en la que pudieron dar la vuelta olímpica por primera vez en la Argentina. Cada uno tenía autos particulares para salir del Monumental cuando las calles ya estuvieran desiertas.

Messi y su familia, por ejemplo, se fueron de la cancha en auto propio, con destino a Puerto Madero, el barrio más cotizado del país donde tendrían una propiedad en una de las torres de lujo que se alzan hacia el cielo y a la vera del río.

Según pudo constatar Clarín de acuerdo a fuentes de la política de Rosario, y de las fuerzas de seguridad, el suegro de Messi, el padre de Antonella, José Roccuzzo, quien sufrió en su negocio el ataque con balas, no fue a la cancha. Prefirió quedarse en su ciudad donde se mueve como siempre lo hizo.

Messi aprueba esos movimientos sin vigilancia especial porque tanto él como su padre, Jorge, también están convencidos de que la balacera no los tenía como destinatarios.

El jugador de fútbol más famoso del planeta se había trasladado del mismo modo antes de jugar el partido contra Panamá. Salió de la AFA en auto particular a comer junto a su familia y a Adrián Suar y otros artistas a la parrilla Don Julio, en Palermo, y si hubiese sido por él la salida del restaurante, donde se juntó una multitud repentina, no habría contado con el apoyo de la policía porteña y algunos guardaespaldas privados.

Otra de las salidas de Messi de Ezeiza fue hacia un country de la zona norte de Buenos Aires en el que lo estaba esperando Marcelo Tinelli y su familia, también para cenar. “Lio” llegó acompañado de su mamá, su papá, y dos de sus hermanos.

Llevó la Copa del Mundo.

Messi cayó sobre la balacera frente a todos los interlocutores de relevancia pública con los que dialogó hasta ahora, según averiguaciones de este diario.

Incluso evitó tocar el tema con importantes personalidades de Rosario que se comunicaron con él.

Eso sí, el shock de los tiros en su ciudad produjo durante estos días cambios inesperados o impensados en la dinámica habitual de esa ciudad asolada por el crimen y las muertes del narcotráfico y la corrupción policial y judicial. La intendencia de la Ciudad logró ser escuchada. Llegaron refuerzos de fuerzas federales de Seguridad. Y, sobre todo, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, no cedió frente a diversos intereses que hacían lobby con objetivos variables vinculados a cubrir cargos vacantes en las fiscalías del Ministerio Público de la Provincia. Eligió, por ejemplo, a María Cecilia Vranicich, para que sea votada por la Legislatura como nueva Fiscal General. Ella es de Rosario. El peronismo más conservador tenía otros candidatos, también más cuestionados.

Esas catorce balas disparadas de madrugada, aun impunes, quizás no por mucho tiempo más, sacudieron a la política nacional.

El poder del fútbol es capaz de lograr, muchas veces, aunque todo sea producto de un acto primario injusto, que surja algo de Justicia allí donde antes no la había.

Nicolás Wiñazki

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