Viernes, 17 Junio 2016 09:34

La deskirchnerización del PJ tendrá una nueva dinámica

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El caso José López va a impactar y va a producir cambios en por lo menos tres dimensiones de la realidad nacional.

Primero, en la Justicia, porque obviamente este caso flagrante le da un nuevo dinamismo a causas viejas, además de las que se van a abrir a partir del hecho en sí. Desde ahora, causas que estaban paralizadas, obstaculizadas o frenadas entrarán, de modo análogo a lo que sucedió en la causa que el juez Sebastián Casanello llevaba contra Lázaro Báez después de que se difundieran los videos en la financiera conocida como "La Rosadita", en una dinámica muy diferente.

El segundo impacto de este escándalo y de lo que suceda en la Justicia desde ahora es la dificultad importante que pone en el proceso de reorganización del peronismo en general, y del kirchnerismo en particular, que en este momento debe reestructurarse, en especial de cara a las elecciones parlamentarias del año próximo; y deberá lidiar con el estigma de casos de corrupción que se suceden unos a otros.

En este aspecto entran a tallar las diferentes hipótesis en torno a qué dirigentes, dentro del justicialismo, pueden salir eventualmente beneficiados con esta situación. Si tenemos en cuenta a los referentes potencialmente en condiciones de emerger de este trance con chances de protagonizar el proceso –Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, José Manuel De la Sota, Florencio Randazzo-, es ineludible que formulen alguna suerte de autocrítica o como mínimo de aclaración de su posición previa respecto a lo que se confirma fue un esquema sistemático de corrupción. De otro modo será difícil que logren salir indemnes de la crisis, habiendo sido parte de un proceso que hoy está tan cuestionado. Por lo tanto, la dirigencia del PJ está frente a un desafío muy importante, porque el proceso de deskirchnerización del PJ adquiere así un ritmo muy especial. No es un desafío imposible pero va a demandar un esfuerzo muy grande y debe ser hecho con inteligencia para ser creíble.

Hay sectores del kirchnerismo "duro" -intelectuales, periodistas-, que reaccionaron con una mezcla de conmoción e ingenuidad, revelando que todo lo creían con fe ciega y en consecuencia ahora se muestran sorprendidos y enojados con la realidad al darse cuenta de que las críticas que se le formulaban a la anterior administración eran valederas. Los esfuerzos por aislar a José López del resto del universo kirchnerista son tan absurdos como tapar el sol con la mano, teniendo en cuenta los Jaime, los Lázaro y demás componentes del sistema de poder que estaba armado en torno a la ex Presidente.

El tercer punto es qué hace el Gobierno; cómo responde a las demandas de la sociedad de mayor transparencia; hasta qué punto puede ahora seguir el adormecimiento de leyes que el Gobierno no se decide a enviar al Congreso, como la Ley del arrepentido.

El oficialismo deberá salir rápidamente a defender su reputación de compromiso con la transparencia. No es un camino libre de obstáculos. Habrá que cuidarse de potenciales nubarrones porque el estallido de la corrupción kirchnerista roza también al sector privado que se vio obligado –entre comillas- a ser parte de mecanismos espurios. Es difícil predecir el desenvolvimiento de esta tormenta, con escándalos no menores en potencia.

Todo eso constituye una especie de activo tóxico que puede derivar en situaciones no deseadas que eventualmente también afectarán al Gobierno o a la periferia de amigos y contactos de los actuales funcionarios, considerando que la actual es una administración con fuertes vínculos con el sector privado. 

Sergio Berensztein

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