Envalentonado por las encuestas que lo muestran como el candidato más competitivo, el diputado Rolando Figueroa decidió no participar de la interna de su partido, el Movimiento Popular Neuquino y presentarse como candidato por afuera. Esta movida abre la posibilidad de un escenario inédito en la provincia: que el MPN pierda el control de la provincia por primera vez en 60 años.
Figueroa viene de imponerse en las elecciones legislativas del año pasado y su popularidad está en ascenso. Previamente le ganó en las PASO a la candidata del oficialismo provincial María Eugenia Ferraresso. Hoy es el favorito en las encuestas para ser el próximo gobernador. El problema es que está enfrentado con el establishment del Movimiento Popular Neuquino que sigue controlando Jorge Sapag y el actual mandatario provincial Omar Gutiérrez. Ellos apuestan por el actual vicegobernador Marcos Koopmann.
El portazo de Figueroa, quien fuera vicegobernador de Sapag, se debe a que los jefes del MPN tienen preparado el poderoso aparato para derrotarlo en internas partidarias el domingo 13 de noviembre. Gutiérrez y Sapag tienen además el apoyo de la lista Azul y Blanca de los petroleros que consignen Guillermo Pereyra y su heredero, Marcelo Rucci. “Está todo armado para ganarle con la estructura partidaria y encima se suma el aparato de los petroleros, es una trampa perfecta para sacarlo de la cancha”, comentan voceros de su entorno.
El MPN es un fenómeno de estudio para la ciencia política. Debe ser uno de los pocos partidos locales con más antigüedad en América Latina y con un poder asombroso de movilización electoral. Fundado por la familia Sapag, el emepenísmo siempre construyó su poder desde el Estado, una especie de peronismo provincial. Solos les importa la realidad de Neuquén. A nivel nacional sus diputados y senadores siempre juegan con los gobiernos de turno para asegurarse los fondos de la coparticipación y algo más. Nadie encontró la receta para derrotarlos. Quizás, con la decisión de Figueroa se vislumbra por primera vez un escenario de derrota.
La historia reciente plantea que en comicios provinciales nunca hay que subestimar al MPN. Siempre se las arregla para retener el poder. Ninguno de sus dirigentes se imagina en la oposición. El desafío que representa Figueroa es un gran interrogante, aunque los dueños de la estructura partidaria creen que su intención de voto se basa en su pertenencia al MPN y que presentándose por afuera corre el riesgo de perder muchos votos. Hay un sector de la sociedad neuquina que vota el sello desde hace décadas y son muy conservadores como para cambiar y seguir a un candidato en otro espacio político.
De todas formas, Figueroa ya se fue del MPN con su tropa. En primera instancia tiene previsto presentarse con un nuevo sello partidario. Pero ya comenzaron las especulaciones de los espacios políticos nacionales. Tanto el Frente de Todos, como Juntos por el Cambio se entusiasman con tratar de seducirlo y armar una coalición.
El mayor interés aparece en los líderes del PRO, especialmente Mauricio Macri, pero hasta ahora se perciben muchas resistencias en el escenario provincial, sobre todo los radicales que apuestan al diputado nacional Pablo Cervi, aliado de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti. Tampoco está de acuerdo el periodista y referente de la Coalición Cívica, Carlos Eguia.
Alberto “Beto” Valdez