Previsionales

A partir del mes que viene, la mínima rondaría los $ 71.000 y habrá bonos para los haberes más bajos. 

Como los haberes subieron, por la movilidad, un 79,8% al tiempo que los precios treparon un 104,3%, ahora se puede adquirir un 12% menos; frente a la insuficiencia de la fórmula de reajustes el Gobierno otorga bonos, pero no son para todos 

La sostenibilidad del sistema previsional argentino es una gran preocupación presente y futura 

Es la cifra actualizada con los aumentos. La Corte tiene en sus manos un recurso para impedir el doble beneficio.

Argentina es el único país donde el fracaso de una gestión no tiene consecuencias políticas. Los funcionarios pueden anunciar milagros y delirios, sin que nadie les pida una rendición de cuentas. Hablar es gratis, realizar anuncios imposibles y logros inverificables, es un deporte cotidiano. 

La historia de las moratorias previsionales nace en el 2005 con un ardid que consistió en revivir con un decreto de necesidad de urgencia un viejo decreto del año 1993 que tenía una moratoria con vistas a que la gente se ponga al día antes de que comience el sistema de capitalización de los ‘90s. El cambio, respecto al decreto de 1993, fue que la persona cancela la primera cuota de la moratoria y le dan la jubilación desde donde le descuentan la cuota durante cinco años. Luego, se convirtió en ley. 

Resulta fundamental analizar que rol cumplirán a futuro los sistemas de jubilatorios. La creciente longevidad marcará el nuevo diseño de los sistemas previsionales.

El oficialismo apura el tratamiento de este proyecto que ya tiene sanción en Senadores y que busca regularizar el ingreso de aportes de las personas que están en edad de jubilarse, y para aquellos que tengan faltantes de cara al futuro.

El haber inicial es calculado por un coeficiente que pierde frente a los precios. Otro tanto ocurre con la actualización por movilidad. 

Hace unas semanas advertimos que el salario real de los trabajadores formales acumula un descenso del 24% desde el pico que observó en 2015. El deterioro en el poder de compra del salario los últimos 7 años afecta a 9,6 millones de trabajadores, de los cuales 6,2 millones son asalariados del sector privado y 3,4 millones del sector público. Tras el ajuste, el salario promedio de bolsillo cerró en 460 dólares libre a fin de 2022.

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