Argentina es desde anoche otro país. No está claro cómo funcionará, qué reglas económicas realmente tendrá o con qué ritmo vendrán las reformas que prometió Javier Milei en la campaña, pero nada volverá a ser lo mismo. Se inicia una transición dramática que en 20 días debe alumbrar un nuevo Gobierno; es un proceso que, en estas condiciones, el país no vio nunca. Y todo debe pasar en medio de la crisis económica más salvaje que se recuerde en décadas. Algunos datos comenzaron a conocerse anoche, pero faltan muchos anuncios para empezar a tener alguna certeza.
El abismo económico puede estar a solo 24 horas y recién hoy, cuando se reúnan Alberto Fernández y Javier Milei, sabremos si existe alguna chance de demorarlo. Desde anoche todo es incertidumbre y no solo por los interrogantes que supone el triunfo del libertario, sino porque comenzó a aparecer un inquietante proceso anticipado de desintegración del poder residual del actual Gobierno, con Sergio Massa a la cabeza.
El presidente se encontrará con Milei para acordar los términos de la transición. Debería ser un acto meramente formal, sobre todo teniendo en cuenta la inexistente entidad de Alberto como jefe de Estado, pero tomó un rol esencial en los intentos por estabilizar la situación tras el vacío político casi absoluto en el que cayó Massa. Lo dijo él mismo en su mensaje de reconocimiento de la derrota: "Hoy termina una etapa en mi vida política, Seguramente la vida me depare otras tareas y otras responsabilidades". Pocos adivinaron en ese momento que Massa estaba pensando también abandonar inmediatamente el Ministerio de Economía. Ese mensaje fue un misil directo a Alberto Fernández.
Poco después comenzó un operativo en el que Massa no aportó anoche mucha tranquilidad al proceso. Mientras el mercado aún procesaba el triunfo de Javier Milei en la elección presidencial por un margen mucho más amplio de lo proyectado, apareció en el horizonte la noticia más explosiva para el cortísimo plazo: la chance de que Sergio Massa tomara licencia y se alejara definitivamente del Ministerio de Economía junto a parte de su equipo. Sin definiciones aún por parte de Milei, esa acción pareció un salto al vacío de la economía que por ahora esta amortiguado solo porque hoy es feriado.
Todas las miradas fueron hacia el Banco Central. Miguel Pesce no tiene cargo ni funciones para ocuparse de la transición hacia el nuevo Gobierno, pero ese no es hoy el principal problema. A pesar de que Massa haya proclamado el fin de este tiempo para su vida política, es un hecho que su futuro estará condicionado por su comportamiento desde ahora hasta el 10 de diciembre. Sorprendió entonces la posible renuncia. "No es algo definitivo. Sería un caos. No es ninguna buena señal y no es bueno para él que se vaya ahora", bramaba anoche a MDZ un integrante del Central. A Massa la historia puede perdonarle haber perdido una elección presidencial o haber capitaneado la economía con una inflación de 142% anual sin tomar medidas para remediarlo, pero el mercado nunca le perdonaría abandonar el barco en medio de la tormenta y mucho menos acelerar una crisis que será explosiva, tanto con el dólar como con la inflación. Es extraño que el hasta anoche candidato se arriesgue a no poder caminar por la calle durante muchos años.
En su discurso del triunfo Milei le dijo al Gobierno: "Háganse cargo hasta el 10 de diciembre". Si la versión que dejó correr Massa sobre su salida de Economía es una respuesta a ese mensaje o solo una amenaza es algo se sabrá hoy. El país se volverá a acordar hoy que Alberto Fernández es su presidente. La negociación para iniciar la transición esta vez tendrá plazo récord: mañana, cuando abra el mercado, el mundo económico demandará novedades. Al menos alguna línea general sobre como se manejará el Banco Central. Anoche la única variedad de dólar que nunca deja de cotizar, vía criptos, mostraba una prueba del nerviosismo que se vivirá en los próximos días.
El Banco Central tiene el día salvado por el feriado del Día de la Soberanía Nacional. Anoche la oposición libertaria agradecía no haber presionado más para correr ese día festivo. Al menos se ganaron 24 horas antes de la apertura de mañana. El después es una de las mayores incógnitas de nuestra historia. En el Banco Central aún no definen la estrategia en medio de la crisis que supone haber perdido la elección. Es cierto que siempre existe la chance de un feriado cambiario y bancario pero anoche se reconocía que sería difícil salir de una situación así antes del traspaso presidencial. Y el país no toleraría 20 días con el sistema financiero paralizado.
Massa tuvo anoche una comunicación con Alberto Fernández. La conversación tuvo mas o menos este contenido: "Políticamente no tengo peso, me corro. Tomen ustedes la posta". El presidente recibió el mensaje y para se momento ya estaba armada la reunión de hoy con Milei. El resultado práctico de esa reunión es otra incógnita. Alberto Fernández no tiene predicamento alguno sobre el mercado como para pensar que puede cerrar acuerdos reales con Milei. El libertario, por su lado, tiene una carga enorme encima al tener que hacerse cargo de una transición sin antecedentes en medio de la peor crisis económica que se recuerde. A esta altura el 2001 parece menor en cuanto a impacto a lo que puede venir para Argentina en el corto plazo.
La última foto que se vio anoche mostró a Javier Milei junto a Patricia Bullrich y Mauricio Macri. El desembarco del expresidente en la campaña de Milei puede tener ahora un correlato directo en la formación del nuevo Gabinete. Muchos votantes de Juntos por el Cambio vieron en esa participación de Macri una garantía que precipitó su voto por Milei. Ahora viene el momento de la verdad; se sabrá si la arquitectura del nuevo Gobierno tiene alguna columna real que proviene del PRO. Hay ministerios, como Justicia, Transporte o Energía, que ya tienen nombre macrista, pero es algo aún a confirmar. Mauricio Macri se vuelve entonces clave también para la estabilidad económica cuando todavía no está clara su participación o no en el proceso.
Milei lo dijo anoche: "Hoy comienza la reconstrucción de Argentina". Es un proceso necesario y que explica por qué llegó al poder en Argentina y a colocarse más de 11 puntos arriba de Sergio Massa en el balotaje. Ese mensaje continuó con una invitación a todos los que se quieran sumar: "No importa de donde vengan, no importa que hayan hecho antes. Siempre que quieran sumarse al cambio serán bienvenidos".
Ese romanticismo político no está exento de una apelación brutal a la realidad: "La situación de argentina es crítica. No hay lugar para gradualismo. No hay lugar para las medias tintas", dijo Milei. Debemos sumarle un condicionamiento más: no hay tiempo, ni siquiera 24 horas. La crisis está a la vuelta de la esquina y no parece que el oficialismo esté en condiciones de hacerse cargo ni de los propios errores que lo llevaron a perder la elección de una forma contundente como la que se registró ayer.
Rubén Rabanal