Miércoles, 25 Enero 2023 11:38

Maduro y sus amigos en Argentina: dictadores "go home” - Por Jorge Enríquez

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Tres dictadores iban a visitar el país: el cubano Miguel Díaz Canel, el venezolano Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega. El motivo de la visita era la cumbre de la CELAC, pero Maduro ya confirmó que no vendrá.

Algunos podrán decir que en la medida que integren ese organismo regional tienen derecho a asistir a sus reuniones y que los países en los que estas se celebran deben recibirlos con independencia del tipo de gobierno que ellos ejerzan. En definitiva, nos gusten o no, representan a sus estados. Eso dirán sin dudas Alberto Fernández y sus funcionarios. El problema es que ese argumento formal esconde lo que en realidad nos debería importar más: la fascinación del kirchnerismo por los dictadores. 

Es una fascinación que debería sorprender en quienes al mismo tiempo se declaran los más firmes defensores (o casi los inventores) de los derechos humanos, pero en verdad es una demostración más de que esa pretensión es otra de sus imposturas.

De otra forma no se explica que se sientan más cercanos a esos regímenes que a los gobiernos que se manejan dentro de los cánones de la democracia liberal.

En Cuba, Venezuela y Nicaragua hay personas o camarillas que se perpetúan en el poder; todo límite republicano, en especial el de una justicia independiente, ha sido abolido; se suprime o se restringe al máximo la libertad de expresión; y, entre muchas otras cosas, los derechos humanos son violados sistemáticamente. Es cierto que la Argentina no padece hoy el nivel de autoritarismo de esos países. Sin embargo, que tales sean los modelos de nuestros actuales gobernantes es algo que nos debería preocupar.

Porque si fuera de nuestras fronteras eligen las dictaduras y los populismos autoritarios, tenemos derecho a pensar que si puertas adentro no han llegado a esos extremos no es que no lo hayan querido, sino que no lo pudieron lograr. La recurrencia de los ataques a la justicia independiente y en especial a la corte suprema debería ser, entonces, una señal de alarma. Nada nos garantiza que la democracia no vaya a ser carcomida por dentro, ahora que ya pasaron felizmente los tiempos de los golpes de Estado clásicos.

Por eso debemos luchar cada día para fortalecer las instituciones y el imperio de la ley, únicos antídotos para no caer en manos de tiranos que se enriquecen a sí mismos y dejan a la sociedad en la miseria y la decadencia.

Dr. Jorge R. Enríquez
Presidente Asociación Civil JUSTA CAUSA 
Twitter: @enriquezjorge
http://jorgerenriquez.wordpress.com

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