Jueves, 09 Febrero 2023 00:01

50 años: la raíz de una vida (Disculpas por la autorreferencia) - Por Humberto Bonanata

Escrito por

Hoy se cumple medio siglo de mi “bautismo cívico”.

Como todo militante con trayectoria familiar en la Unión Cívica Radical, a los catorce años y a un mes de la primera elección presidencial que me tocaría vivir, el “fuego sagrado” ardía en la esperanza en que en nuestra Argentina se acababa la dictadura y podría desarrollar y proyectar mi vida en libertad como forma de vida. 

Había comenzado mi “cursus honorum” como corresponde.

Doblando sobres para la campaña electoral nacional y municipal de mi tío Jorge como candidato a concejal metropolitano con la Circunscripción 17ª (Palermo) que desde la década del 30 conducía con padrinazgo familiar Don Julián Sancerni Giménez.

El 8 de febrero había nacido Fernando Hipólito Bonanata (Fernando por De la Rúa e Hipólito por Yrigoyen), hijo de Jorge, y a la noche la misión fue preparar los tachos de pintura al agua (blanco, negro y rojo) y subirse a la camioneta del recordado Eduardo Cáffaro y Catalina Prati quienes junto al “loco Pérez”, maestro pintor de brocha gorda y ex convicto de Devoto a quien Don Julián había logrado salvar de su homicidio en riña.

“Balbín Solución, De la Rúa Senador, Bonanata Concejal era la consigna a difundir”.

No faltaban, para esa época indispensables, dos culatas que cuidaban nuestras espaldas mientras hacíamos nuestra tarea en los muros externos del Colegio Inmaculada Concepción de Avda. Cabildo y Zabala.

Creo que pocas veces en mi vida puse tanto empeño en aprender a hacer letras en tamaño gigante que por un par de días apreciarían los vecinos y transeúntes de Belgrano.

Esa madrugada del 9 de febrero, que llevaré siempre en mi alma, me enseño que en la vida los escalones se suben de a uno y que los valores y principios ni se compran, ni se venden, ni se alquilan.

Se siente como un “sacerdocio cívico” o no se siente. Es inexplicable en palabras.

Como tampoco se entienden a aquellos que hacen de la política un hobbie y una apuesta meramente personal.

Años después, el 20 de agosto de 1981, acompañé a mi tío a la vieja casona de 49 y 12 de la ciudad de La Plata a visitar a Don Ricardo Balbín en su lecho de enfermo pocos días antes del 9 de septiembre en que trascendió del plano terrenal.

Estuve sentado al pie de su cama y entre otros consejos supo decirme: “La política es la vida, es un acto de servicio”. “Le tocarán muchas desilusiones y traiciones pero al primer triunfo que logre lo malo quedará en la penumbra”. “Al salir de la casa hay que saludar a todos los que pueda y tratar de recordar su nombre”. “Aquel desconocido de antes será el primero en ayudarlo si algo le pasa”.

Esas enseñanzas me marcaron la vida.

Y con las reiteradas disculpas a este recuerdo personalísimo y casi tanguero sólo espero que mis hijas puedan desarrollar sus sueños en un país distinto al que me tocó padecer y que las “miserias humanas” depongan sus intereses ante la imperiosa necesidad de la unidad nacional.

Humberto Bonanata
Buenos Aires, Febrero 09 de 2023 
www.humbertobonanata.com.ar

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…