La vertiginosidad de los nuevos medios tecnológicos está opacando los intentos de engaño de muchos mentirosos que intentan confundir a todo el mundo respecto del contenido imprescindible de “sus” verdades.
En ese terreno, muchos políticos y funcionarios públicos se destacan por su audacia y capacidad inagotable para tratar de reinventarse mediante charlatanerías sin sustento alguno, intentando que perdure la falsedad de las mismas en el tiempo, para beneficiarse con el “crédito” de su validez.
Misión imposible. Porque cada falsedad lanzada al aire queda opacada por la siguiente casi al instante, por lo que pierde “plafond” suficiente para instalarse como verdad.
Quienes mienten tratan de sacar alguna ventaja que no obtienen finalmente, porque como señala Ambrose Bierce, “la verdad es algo tan bueno y permanente, que la mentira no puede permitirse el lujo de estar sin ella”; ya que refleja – agregamos nosotros-, evidencias objetivas de la naturaleza de las cosas que no convalidan la fábula que intentan montar sobre ella los mentirosos.
Este escenario, ha provocado un aumento de escépticos que desconfían seriamente de que lleguemos a manejar algún día nuestros problemas mediante conocimientos auténticamente verdaderos y relevantes,
Porque la verdad se revela con total independencia de las intenciones de quienes intentan engañarnos, protegiéndonos contra el objetivo de enturbiar nuestro cerebro y anular nuestra capacidad de reconocer si un mensaje falso es utilizado con el solo fin de expresar proposiciones QUE NO SON VERDADERAS A LA LUZ DEL SENTIDO COMÚN.
Podemos observar que la sociedad se ha vuelto renuente a aceptar mentiras –aún aquellas que podrían beneficiarla-, como consecuencia de un proceso de desconfianza generalizada que ha desembocado en un relativismo cultural y la desorganización que hoy padecemos, provocando un “aislamiento” individual indeseable.
Porque va haciéndose más claro cada vez que el mentiroso que dice conocer cuál es la verdad en materia política la falsea deliberadamente, despreocupándose totalmente de cuál sea el impacto final de sus maliciosas intenciones, contribuyendo a detonar el sistema democrático “por default”.
El mundo globalizado e hiper informado por la profusión de noticias que nos caen sobre la cabeza como un aluvión, resulta, a pesar de sus inconvenientes, un “antídoto natural” contra las deformaciones de quienes MIENTEN CON LA MISMA NATURALIDAD CON QUE RESPIRAN, y arrincona “ipso facto” sus falsedades, agotándolas a poco andar sin pena ni gloria.
Se estrechan así las posibilidades de que algunos desprejuiciados nos puedan convencer “de una” que un gato tiene cinco patas, contando la cola como si fuese una pata más.
A buen entendedor, pocas palabras.
Carlos Berro Madero