Miércoles, 08 Marzo 2023 12:30

Una reina totalmente desnuda - Por Carlos Berro Madero

Escrito por

Usted conoce esta leyenda seguramente, porque se la ha aludido siempre en la bibliografía psicoanalítica.

Dicen que unos sastres engañaron al rey de una comarca diciéndole que le iban a confeccionar un traje estupendo que provocaría asombro y sería invisible para todos los hombres QUE NO FUERAN BIEN NACIDOS. 

Terminado supuestamente el mismo, hicieron todos los gestos para ponerle algo inexistente. El rey, así como sus cortesanos más fieles, aseguró “ver” lo prometido y salió a la calle reuniendo a todo el pueblo para que admirara el traje, hasta que un niño perdido en la multitud se atrevió a señalar que el rey iba, en realidad, TOTALMENTE DESNUDO.

El niño de la leyenda era inocente, y por su inocencia la culpa de los otros no llegó a ser delito sino pasar por tontería.

Cristina Fernández y su difunto marido han revivido entre nosotros la historia de los pícaros sastres, sin que apareciesen por mucho tiempo niños inocentes que se atrevieran a señalar la inexistencia de un ropaje supuestamente “olímpico”.

Este estado de situación ha llegado a su fin, porque dicha historia, construida sobre engaños y corruptelas, está derrumbándose. Una tormenta más fuerte de lo habitual -que representa en nuestro caso al niño de aquel pueblo-, sopló con fuerza inusitada, dejándolos al descubierto como debieron haber sido vistos siempre: desnudos y sin argumentos válidos para defender sus falacias.

Como consecuencia, los endebles tabiques atados con alambre que fueron elevando los “militontos”, se derrumbaron a causa de una estructura de pensamiento sin fundamentos conceptuales sólidos, haciendo ver que debemos abjurar como de la peste de ciertas moralidades dudosas; esas que suelen confiar en que no habrá quien un buen día ponga en evidencia sus falsedades con asombro.

René Descartes, en su Discurso del Método, aconseja: “no aceptar nunca cosa alguna como verdadera que no se conociese evidentemente como tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y no admitir en los juicios nada más que lo que se presentase a nuestro espíritu tan clara y distintamente, que no tuviésemos ocasión alguna de ponerlo en duda”.

“Para ello”, continúa el filósofo, “el método consiste en el orden y la disposición de los objetos sobre los cuales hay que centrarse… partiendo luego de la intuición de las que son más simples, para elevarnos por los mismos escalones al conocimiento de todas las demás”.

Creemos que esto fue obviado totalmente en su momento por quienes creyeron que los Kirchner eran algo así como la personificación de la sabiduría y la idoneidad para manejar los asuntos públicos.

Nos preguntamos con ironía si la tardanza habida para descubrir su verdadera esencia no proviene acaso de lo declarado por la misma Cristina hace un tiempo: “no salgo nunca de casa sin maquillarme como una puerta” (sic).

A buen entendedor, pocas palabras.

Carlos Berro Madero

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…