Opinión

La hecatombe económica potenciada por Sergio Massa lo coloca como el peor ministro del peor gobierno. Hoy cumple un año desde que se sumó al gabinete y el balance es altamente negativo. Multiplicó todos los desastres que había hecho Martín Guzmán y no solucionó ninguno de los problemas. Es todo un récord de ineficiencia e irresponsabilidad. No cumplió ninguna de sus promesas. Pero muchos compradores de humo del periodismo y de los empresarios prebendarios, lo vendieron como un superministro. Y resultó ser un mini ministro.

“El 13 vamos a discutir con Larreta quién es presidente, por ahora vamos tranquilos. El 13 lo discutimos, ahora vamos tranquilos, estamos acá apoyando a Nacho, a todos los chubutenses”, dijo Patricia Bullrich al grupo de militantes que coreaba un “Se siente, Patricia presidente” en la sede del gobernador electo de Chubut, Ignacio Torres, ante una incomodidad manifiesta de Horacio Rodríguez Larreta.

Las creencias que yacen en el seno del kirchnerismo son algo así como “tecnologías de salvación como se pueda”. Una suerte de truco cuasi mitológico montado por quienes tratan de entronizar falsas verdades para distraernos de los problemas que nos han causado con su fanatismo e ineficiencia, mientras luchan por un reformismo sin sustento académico alguno.

Ayer nomás comentábamos aquí mismo esta idea del país bi-ideológico, con un enfrentamiento irresuelto entre dos concepciones sobre la vida y el mundo que vienen empatando sus disputas casi desde que el país nació y con una incompatibilidad tal entre ellas que se hace imposible encontrar una diagonal conciliadora.

Como presidente de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza vivía en el Palacio San José, Entre Ríos, el mismo lugar donde cayó asesinado. Bartolomé Mitre alquilaba en San Martín 336, Sarmiento vivía en la calle Belgrano (después se mudó a la actual calle Sarmiento 1251, donde hoy funciona la Casa de la Provincia de San Juan), Roca habitó como presidente una casa en San Martín 557, a una cuadra de la de Mitre, y Luis Sáenz Peña estaba aún más cerca de la Casa Rosada, en Moreno, entre Defensa y Bolívar.

Queda claro que el perokirchnerismo está declinando en provincias clave; lo que no está tan claro es si la escala de esa declinación es suficiente para garantizar las reformas que promete impulsar Juntos por el Cambio

Corría el año 2008, cierto ministro de economía del kirchnerismo cuyo nombre no voy a mencionar porque yo tampoco hablo nunca mal de mis aliados, decidió que el abusivo 35% de retenciones que el gobierno peronista K cobraba por la soja era muy poco y se le ocurrió subirlo aplicando un esquema de retenciones móviles. El campo se sublevó ante ese abuso, la grieta se abrió para nunca cerrarse, medio país se incendió y el Congreso tuvo la última palabra.

Los periodistas que seguían paso a paso ese juicio histórico se habituaron a la palabra taquiyya. No se trata de un simple sinónimo de “mentira” leguleya, aquella que suele ejecutar el acusado frente a un juez de instrucción, sino del “fingimiento que practican los creyentes cuando no tienen la libertad de vivir su religión a la luz del día”.

El gobierno vende como exitoso el proyecto de acuerdo previo al acuerdo que algún día firmará o no con el FMI, todo ello precedido de un ajuste brutal y de once (11) dólares. Nada parece imposible. De hecho, nada lo es.

“Necesitamos una nación donde la corrupción no sea una forma consentida de gobernar”.   
-Javier Díaz Canseco

Página 9 de 402

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…